Febrero 2010


Nota Inversor Global a Fernando Baer

 

1. Cómo tener las emociones de nuestro lado a la hora de invertir. Qué pasos hay que seguir?. A qué SI y a que NO hacerle caso.


Emociones e inversiones son palabras que tienen un componente común, pero nada más; comparten rima perfecta, pero nada más que eso. Son incompatibles para maximizar sus resultados esperados: las emociones afectan positiva o negativamente al alma, al ser, mientras que las inversiones persiguen básicamente un resultado relacionado al opuesto. Al retorno. A la rentabilidad. A algo material. La interrelación de ambos conceptos puede ser altamente nociva, tanto al bolsillo, como al alma, al ser. Es innegable que el individuo como tal no puede, en casos puntuales, separar claramente subjetividades (emociones) de objetividades (inversiones-rentabilidades). La teoría moderna de comportamiento racional de los agentes se enfrenta en casos específicos a este tipo de dilemas, de difícil resolución.

Las herramientas del análisis moderno de las finanzas descansan en la interacción objetiva de la relación riesgo (volatilidad) – retorno de los distintos instrumentos financieros, en un período de tiempo, dado un stock de información pasada. Los modelos CAPM y los supuestos de maximización de la relación riesgo-retorno involucran parámetros cuantitativos específicos y mecanismos matemáticos concretos para su consecución. No existen elementos cualitativos que involucren sensaciones/emociones de ningún tipo.

El análisis técnico es el método de análisis de comportamiento de activos más generalizado, utilizado para la conformación de carteras de corto plazo, y que se apoya, esencialmente, en los elementos mencionados más arriba (ej, cantidad de períodos que se sucedieron en la historia del activo para comenzar a observar recuperaciones en su valor luego de una caída de x puntos básicos). El opuesto del análisis técnico es el análisis fundamental, método que utiliza variables también cuantitativas como base de cálculo, pero relacionadas a las raíces del activo en cuestión y que no considera oscilaciones y comportamientos históricos del precio del activo en el mercado de valores (ej, ratio de deuda de corto plazo/deuda total para medición de sustentabilidad).

¿Cómo desarticular la interacción entre el entusiasmo, el optimismo extremo y la performance de las inversiones cuando el retorno es relativamente elevado y positivo? ¿Cómo hacerlo cuando el pesimismo invade la conformación de las carteras de inversión? En períodos de volatilidad (riesgo) promedio las emociones se mantienen de alguna manera ausentes en el proceso de formación de cartera del agente promedio. El análisis técnico, utilizado por la mayor parte de los analistas de mercado (delineando comportamientos de manada que amplifican los ciclos), funciona relativamente bien. Pero cuando el riesgo se escapa de los parámetros promedio y los retornos se exacerban (tanto positiva como negativamente) el análisis técnico pierde potencial predictivo, y la irracionalidad se apodera de las decisiones de portafolio de los inversores. Las emociones dominan el comportamiento de los agentes y los resultados esperados dejan de serlo. En esos casos, el análisis fundamental puede resultar en un salvoconducto para evitar tomar decisiones apresuradas, sin mecanismos confiables de generación de información.

En conclusión, las emociones deben intentar mantenerse al margen de cualquier proceso decisorio de conformación de cartera de inversión. Cuanto más objetivos los elementos que se involucren en dicho proceso, mejor. Sin embargo, recaer incondicionalmente en desempeños históricos promedio y el análisis técnico puede tornarse en una estrategia errónea. El análisis fundamental permite extraer información clave, en especial en momentos en que las emociones dominan los comportamientos del agente promedio y la información de mercado puede no estar reflejando el valor objetivo de un activo. El adecuado balance entre ambas metodologías resulta crucial para mantener las emociones al margen y evitar pérdidas de capital innecesarias.


2. Cuáles son los errores más perjudiciales que un inversor realiza en sus inversiones y como evitarlas?.

El error típico es no comprender el tipo de riesgo que se corre con cada tipo de inversión. No comprender el instrumento a través del cual se canalizan las inversiones; no es el mismo el riesgo (y el retorno) en el que se incurre cuando se decide invertir en un plazo fijo, en un instrumento con oferta pública (ej, acciones), en uno con oferta privada (ej, private equity), títulos de deuda (ej, deuda del gobierno), en una moneda en particular, a un plazo dado, etc.
Otro error es plegarse al comportamiento manada (compras-ventas generalizadas de activos) cuando la información fundamental indica que dicho comportamiento resulta excesivo. La crisis financiera y económica internacional reciente indica que la excesiva utilización de información de mercado histórica (promedios de riesgo, retorno y correlación con el mercado en períodos dados) y las herramientas empleadas (ej, VaR) no resultan en elementos altamente confiables si se los utiliza sin considerar el entorno en el que se desenvuelve el activo y su realidad y perspectivas económico-financieras.

En cuanto a los elementos no objetivos, dejar que las emociones invadan los procesos decisorios también resulta en un error típico. En síntesis, la falta de información objetiva y las emociones son los errores que típicamente afectan los resultados esperados de las inversiones.


3. Cómo comportarse de manera racional al momento de arriesgar el dinero?.

El análisis de toda la información disponible y su utilización eficiente redunda en comportamientos racionales a la hora de invertir. El análisis fundamental y la observación de la interacción de un activo específico con el mercado, dadas las herramientas que entrega la teoría moderna de las finanzas son los caminos obligados a seguir para tomar decisiones racionales, evitando el comportamiento manada injustificado.

Sin embargo, es esencial conocer el tipo y funcionamiento de activos en los que se decide invertir y el perfil de riesgo del inversor; (i) qué tipo de disposición al riesgo tiene: amante, indiferente, averso?; (ii) cuál es su edad y cuál es su horizonte temporal para recuperación de pérdidas no esperadas?; (iii) cuál es su nivel de ingreso y cómo se compone?, entre otros.


4. Qué pasa cuando sabemos que existe la posibilidad de perder todo o gran parte del dinero invertido? Como conviene manejarse, que SI y que NO hacer?

Cuando esto ocurre, lo importante es desarmar las emociones y concentrarse en información objetiva. En muchos casos el análisis debería ser realizado por un tercero para evitar sesgos de percepción. No debe caerse en situaciones en las que las emociones impulsen la toma de decisiones. Además, conocer las posibilidades de cobertura que el mercado entrega. Desarmar posiciones para minimizar la pérdida resultaría en un camino claro cuando el mercado no tiene instrumentos financieros que estén correlacionados negativamente con el riesgo del activo en cuestión y el horizonte de inversión del agente de corto plazo. Es decir, un activo cuyo precio baje en situaciones de stress vs. un activo cuyo valor suba en las mismas situaciones de stress financiero. También comprar seguros para minimizar las pérdidas esperadas.

Entonces, debe conocerse el mercado particular en cuestión y su interrelación con el mercado local/internacional global para poder barajar alternativas de cobertura bajo análisis objetivo. En situaciones de stress los mercados tienden a sobre-reaccionar (por falta de información adecuada y comportamiento manada); para evitar caer en esta trampa es necesario (i) contar con información fundamental; (ii) conocer comportamientos/correlaciones esperadas de diversos activos para cobertura; (iii) conocer la realidad financiera del inversor para saber si es posible mantener la posición cuyo valor se espera se reduzca hasta que la sobre-reacción del mercado se disipe y (iv) el costo de acceso a cobertura/liquidez para sostener la posición.


5. Cómo se relaciona el miedo con nuestras inversiones?

El miedo es una de las posibles emociones que pueden emerger en cualquier proceso de inversión, y como tal, es un mal consejero. Las respuestas anteriores explican por qué las emociones son elementos que sesgan el análisis de cartera dadas las herramientas modernas disponibles y cómo maximizar la relación riesgo-retorno.


6. Sirve llevar un “diario de inversiones”, en donde anotar las emociones emergentes cuando realizamos una inversión?


La respuesta es NO. Si uno cree en la posibilidad que algo así exista, estaría dejando de maximizar el proceso de conformación de cartera eficiente. En esos casos, los resultados se alejan de la realidad económico-financiera del activo en cuestión y comenzarían a ser meros espasmos aleatorios. No confiaría riqueza para inversión a un agente financiero que posea un “diario de inversiones” de tales características.